Es el momento de utilizar los fondos de reserva de las empresas y las líneas de crédito establecidas por el gobierno.
Si los beneficios empresariales de los últimos años han sido fruto del esfuerzo colectivo, ahora también se debe mirar la cuenta de resultados en las empresas para analizar si se devuelven o no los días de permiso retribuido.
Cuando el Gobierno decreto el estado de Alerta, desde CSO exigimos la paralización inmediata de todo el tejido productivo que no fuese necesario para la supervivencia (Alimentación, servicios sociales, transporte de mercancías, canales de comercialización, agua…) tal como hizo China, porque lo primero es la salud, y después la economía, no al revés. La salud no es sólo el sistema sanitario, las condiciones de vida y trabajo influyen mucho, por eso, con el ánimo de evitar el colapso en los hospitales y UCI, exigíamos la paralización de la actividad laboral.
Sin embargo, pese a que las medidas que ha ido tomando el Gobierno, para mantener al máximo de personas en casa, no le suponía un coste adicional al empresario, lo cierto es que una parte importante de ellos no quería dejar de producir, ya que sin trabajadores produciendo, ellos no ganan dinero. Aprendamos la lección para futuras movilizaciones.
El gobierno legislo los ERE por causas de fuerza mayor, donde al trabajador le pagan el 70% de su base de cotización y al empresario se le exonera de pagar los salarios y las cotizaciones integras, además de abrirles una línea de crédito para sus posibles problemas económicos, y este es uno de ellos. Es decir, nos envían al paro sin coste para el empresario, el coste es para toda la sociedad en su conjunto y para el trabajador que tiene menos ingresos.
Pero a pesar del frenazo a la actividad laboral y por tanto a la movilidad de las personas, muchas empresas seguían trabajando, y en consecuencia la curva de posibles contagios no bajaba a la velocidad debida. Ese fue el motivo del nuevo decreto del Gobierno donde se ordena la paralización de la actividad productiva regulando un permiso retribuido recuperable. Es decir, el trabajador no acude a su puesto, (se queda en casa como su Jefe, por fin), cobra integro su salario (menos los pluses de asistencia) pero cuando termine el aislamiento debe devolver estos días antes de la finalización del año, bien con horas extras o con días de vacaciones.
CSO ve con satisfacción la paralización de la actividad productiva como único camino para acortar tiempos en la vuelta a la pretendida normalidad. Pero creemos que se debe regular con mucha negociación la recuperación de estos días de permiso en cautiverio, ya que no se está de vacaciones, ni disfrutando de la familia. Estamos en un encierro para evitar más contaminaciones y muertes. En este sentido, que se den siete días para negociar su devolución nos parece ridículo. Sobre todo porque hay casos donde eso será prácticamente imposible como en el caso de personal con finalización de contratos, o que para devolver los días de encierro deban de hacer horas extras obligatorias o renunciar a sus días de vacaciones.
El empresariado no ha tardado en salir en tromba quejándose de la actitud del gobierno y la falta de negociación que los condena a no ser competitivos. La derecha tacha de traición la medida y propone votar en contra del decreto. Parece que el virus fuese una cosa de España y el resto de mundo estuviera produciendo sin parar y el mercado que se pierda hoy no se recuperará mañana. Parece que todo vale cuando afecta a la economía de las empresas, pero no cuando nos afecta a la clase obrera. La medida de paralización no afecta a los autónomos, bastante tienen cuando la gran mayoría son trabajadores dependientes con obligaciones, ni a los servicios esenciales (esos que hasta hoy no importaban a nadie). Queremos recordar que hasta ahora, con los EREs temporales, sólo perdía el trabajador y el estado, no el empresario. Ahora el empresario deja de ganar porque no tiene trabajadores que produzcan, ya lo harán cuando vuelva a la normalidad.
Apoyando la medida de paralización de la actividad laboral, CSO insiste en que no son vacaciones, y en consecuencia no se deben perder derechos, se deben negociar las compensaciones quien y como hacerlas, incluso aprovechar los fondos de reserva que tienen la obligación de tener y analizar la cuenta de resultados de las empresas para establecer la posibilidad de no compensación si la misma ha tenido beneficios que permitan su absorción. Sietes días son escasos ante la complejidad del problema.
Según los estudios, hay millones de horas extras que no se compensan ni se pagan a lo largo de estos últimos años, pues es el momento de cobrarlas, ya las hemos trabajado, ahora que no nos las hagan pagar dos veces.
Los beneficios fueron fruto de nuestro trabajo, que sirvan también para compensar estos días.